19 de diciembre de 2013

Y no se ve el horizonte


Vivir no es más que mantenerse a flote en un mar. Enorme masa de agua que a ratos está en calma, a veces enfurecida; que desde donde estás parece infinita porque todo es azul y no se ve el horizonte. Nadar, no sumergirse, flotar solamente; pelear con brazos y piernas, avanzando en cualquier dirección o dejándote llevar por la marea. Y aunque casi nunca lo piensas eres plenamente consciente del eterno abismo que te rodea. Chapotear, respirar, aletear, resistir, teniendo la certeza de que tarde o temprano, cuando te agotes o te rindas, acabarás hundiéndote en lo más oscuro y profundo. Notarás en el suave descenso que la materia cambia, que el tiempo desaparece y todo es como más lento, que el cielo ya no es cielo, que ahora es una lámina de cristal prensado de donde cuelgan ribetes de luz, como finos visillos movidos por lo que ya no es viento.

Desapareces sin  dejar evidencia de haber estado, de haber sido. Ni el mas mínimo rastro. Un mar que es muerte y la vida todo lo que haces para no entregarte.


Jandro Güell.

3 de diciembre de 2013

No poesía para no iniciados


Llegué tarde a casa 
y encontré a mi cupido 
en el escalón de mi portal 
borracho perdido. 
No es un cupido convencional, 
en lugar de alas 
porta en la espalda 
dos crestas moradas, 
en los ojos lo que pudieran ser ojeras 
o rímel desteñido de plañidera, 
una chusta entre índice y anular
y entre bota y bota desabrochada 
un charco de pota sin clasificar.

Jandro Güell.