12 de julio de 2012

Percepción.


-¿Por qué hemos quedado en la estación? No nos viene bien a ninguno de los dos.
-Siempre me parecieron lugares especiales, con cierto encanto. Espacios cambiantes. Lugares de paso, donde nada permanece.  En ocasiones triste y en otras alegre. Encuentras gente que espera gente, que se buscan en cada vagón. Una estación puede ser el primer beso de un reencuentro o la última frontera de una despedida. Incluso me parece una leve crueldad la lentitud con la que se desplaza el tren en su partida, prolongando la agonía de ver cómo vas dejando algo de ti mismo atrás, pausada, irremediablemente.
-Hay mucho indigente, ¿no? Huele raro. Es extraño, da un poco de miedo ver casi vacío  un sitio concebido para albergar a cientos de personas. No sé si tiemblo por eso o por frío, con tanto espacio abierto hay mucha corriente de aire.
-A lo mejor no ha sido una gran idea. ¿Nos vamos?

Jandro Güell.

3 de julio de 2012

Cuestión de tiempo, dicen.


Dicen que el tiempo todo lo cura. Conmigo lo consiguió en dos ocasiones, aunque sólo fueron una fracción de segundo comparado con lo que quiera que dure mi futuro inmediato. Has sido lo mejor de mi vida a todos los niveles, por eso necesito que me perdones, yo no podré hacerlo. Perdí a propósito lo más puro que he sentido, que me han ofrecido, lo más puro que he sido nunca. Pero me consuelo pensando que no sacrificaremos nuestro recuerdo del otro, sé que siempre podré cruzarme contigo, mirarte a la cara, que me devuelvas la mirada y sonreír… Cuando el tiempo me cure.


Jandro Güell.