31 de marzo de 2013

Aquí y ahora


Dejemos esto aquí y ahora. No lo prolonguemos hasta que ya no tenga remedio ni salvación. Sacrifiquemos nuestro encuentro para no matar nuestro recuerdo. Si ha sido algo bueno debe terminar. Nos hemos encontrado y ahora nos despediremos. Si algún día nos volvemos a cruzar será el tiempo quien lo decida, pues sabe poner las cosas en su sitio. Él no entiende de justicia, sólo sabe esperar.


Jandro Güell.

22 de marzo de 2013

Dimes y diretes


Por la acera bañada en sombra, las manos en los bolsillos, la cabeza baja, la sonrisa alta. Arrastraba un paseo lento bajo los balcones del casco antiguo. La ciudad se le descubría a cada paso, ya que era forastero por motivos de trabajo.

Las semanas que llenaron los dos primeros meses pasaron rápidamente hasta perder el nombre, como las páginas de un libro que se sueltan del pulgar, cuando tomas con la mano un pellizco de varios capítulos y lo liberas creando un abanico que ventila el aroma inconfundible de la letra impresa y ese crujir de láminas de papel. Así se sucedieron esos primeros días, empapados en trabajo, quebrados sólo con unos pocos viajes de regreso a su pueblo natal, que no hacían otra cosa que alimentar el cansancio al volver para retomar las tareas. Por esa razón decidió que en nada se beneficiaba de tanto ir y venir. Permanecería extraviado en esa ciudadela que no le conocía. Un huésped anónimo.

Los días de descanso le invitaban a disolverse por sus calles. No había nada que hacer, nadie con quien quedar; y eso le investía de una libertad que debía saber administrar para no sucumbir a la desidia. Podía reinventarse de mil formas, crear pasados y procedencias. Sin embargo no lo hizo. La carencia de prejuicio en la mirada de los desconocidos desplomó aquel alter ego edificado con dimes y diretes. Nunca se había sentido más él mismo.


Jandro Güell.

17 de marzo de 2013

Coleccionista de acuarelas


No confío en mi memoria porque no deja de mentirme. Con los años se deforma, o más bien se diluye. Somnoliento me apedrean retales de mi subconsciente pero ya no consigo saber si son invenciones. Mis recuerdos, que en principio eran secuencias ocres en superocho, se fueron recortando hasta quedar en instantáneas polaroid que se apagaban. Hoy son dibujos de acuarela expuestos al sol que se come los colores. Una galería decorada con lienzos que palpitan cambiando el retrato que tiembla en ellos. Muchos de ellos quedaron en blanco. No obstante cada día sigo pintando.


Jandro Güell.