No confío en mi memoria
porque no deja de mentirme. Con los años se deforma, o más bien se diluye.
Somnoliento me apedrean retales de mi subconsciente pero ya no consigo saber si
son invenciones. Mis recuerdos, que en principio eran secuencias ocres en superocho, se fueron recortando hasta quedar en instantáneas polaroid que se
apagaban. Hoy son dibujos de acuarela expuestos al sol que se come los colores.
Una galería decorada con lienzos que palpitan cambiando el retrato que tiembla
en ellos. Muchos de ellos quedaron en blanco. No obstante cada día sigo
pintando.
Jandro Güell.
Jandro Güell.
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