27 de octubre de 2013

La Musa muda


Anoche la Musa de mi inspiración ejerció de cupletista en una cantina con solera; me puso los cuernos con un torero; llegó tarde a la cama oliendo a tabaco, a culpa y a bolero; antes de dormir rezó tres avemarías. Esta mañana, vestida de ojeras, no dijo nada, el exceso y la afonía la dejaron muda. Hoy no sonarán las piezas de mi teclado ni se manchará de tinta la mano de este poeta. Descalzo en la cocina recorro una y otra vez un camino de solo tres pasos entre el hornillo y el fregadero. Y en la breve penitencia me pregunto -¿qué te hice yo chiquilla?-, mientras le estrujo un limón a tu taza de manzanilla.


Jandro Güell.

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