No fue casualidad que dos
seres tan complementarios hubieran llegado a conocerse. Pienso en el Azar
puesto que no creo en el Destino, aunque no deja de ser curioso, más aun si
tenemos en cuenta que ninguno de los dos fueron deseados en el momento de su
concepción. Uno por ser primogénito, la otra por ser la última de tres
hermanos, el caso es que ninguno se esperaba. Eran dos errores de calculo, dos
equivocaciones que se asumieron, que lucharon por ser anfitriones de una fiesta
a la que no habían sido invitados. No fue casualidad que se conocieran, fue
casualidad que los dos existieran.
Jandro Güell.
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