11 de agosto de 2013

Los ojos clavados


Cuando camino los días, como casi siempre perdido, sólo me detengo en las miradas de algunos extraños que se cruzan conmigo.

Los ojos clavados. Pausa de tres segundos. Fundido a negro hacen las pupilas, se traba el paso, se apagan los sonidos. Después, en un parpadeo se rompe el vacío. Seguimos andando, no nos conocíamos y no nos hemos conocido. Pero esos tres segundos en que nos miramos bastan para que me arrepienta de no haberte sonreído.


Jandro Güell.

No hay comentarios: