Palpita mi corazón
desnudo en la oquedad de mi cráneo. Suenan tambores en las membranas de mi
pecho; sonidos de guerra que, entre calma y calma, desatan tormentas de suelo a
techo; tronar de bombo y caja a ritmo procesional de viernes en luto; bombeo
cadente en los callejones que enmarañan mi cuerpo, regando con rojos nazarenos
de paso sereno. Su tiritar resuena
en el cuello , y zigzaguea entre las montañas de la nevada almohada, como el
inquieto eco que busca su muerte en espacio abierto.
Jandro Güell.
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