- Estoy muy bien
contigo.
- Sí. Yo también.
Pero es normal, llevamos poco tiempo. Si no estamos bien ahora, no sé cuando
será.
- Pues, siempre.
- ¡Ya, claro! Como si
eso fuera posible.
- No, ya sé que no
puede ser siempre, pero es que ahora mismo no se me ocurre algo en lo que no
coincidamos. Somos muy parecidos, en casi todo.
- ¡Menos mal!
- ¿Por qué?
- Por el “casi”.
- ¿Es que no te gusta
nuestra relación? Yo lo veo muy positivo. No encuentro demasiadas parejas que
se complementen como nosotros, de echo, ahora no recuerdo ninguna.
- No me has entendido.
Claro que me gusta nuestra relación, lo he dicho antes. Pero no pienso que
seamos iguales y eso me gusta. Ser complementarios implica ser distintos, que
uno le aporte al otro lo que le falta. Tus diferencias conmigo es lo que me
interesa de ti, lo que me hace aprender y evolucionar a tu lado. Es
estimulante. Lo que consiguen nuestras semejanzas es hacerlo todo más fácil y
eso también es importante porque evita la tensión, la incomodidad o la
frustración.
- ¡Qué intensa te estás
poniendo!
- ¡No jodas, que tú
has sacado el temita!
- Es broma.
- “Olvídate de mí”.
- ¡Qué es broma!
- No, es una peli que
vi el otro día.
- Ah ¿Y de qué va?
- Bueno, es un poco
rara. Ya sabes, rollo independiente.
- Vale. Cinco minutos
viendo un columpio vacío para pasar al plano de un tipo afeitándose con una
mirada intensa frente al espejo. ¡Puf!
- Bueno. No
exactamente, es una película romántica.
- ¿Hay sexo?
- ¡No!
- Vaya rollo.
- No explícito,
bueno, se da a entender que hay, como en todas las parejas pero no se ve… ¡Ay,
no me líes que no voy por ahí!
- Vale, vale.
- Da igual, a lo que
voy es que me dejó una idea en la cabeza que me has recordado. El tema es que
al final de la peli los protagonistas, que aparentemente se acaban de conocer,
encuentran cintas grabadas en primera persona donde cuentan todo lo que odian
del otro, lo que no soportan.
- Pues vaya mierda de
final romántico. Por eso a mí me gusta la ciencia-ficción, al menos sabes desde
los créditos que todo es mentira. ¿ Y cómo consiguen las cintas?
- Para eso tienes que
ver la peli. En parte tiene algo de ciencia-ficción también. Pero ojalá fuese
posible.
- Que nos grabemos
una cinta.
- Ojalá fuese posible
saber de antemano todo aquello que no nos gusta el uno del otro; saber que,
incluso lo que ahora nos parece gracioso y pintoresco, el día de mañana nos
resultará desesperante. Y aún así aceptar el riesgo.
- La verdad es que
empiezas a desesperarme. Otra broma. Podemos hacer otra cosa. Verás. Asumo
desde este momento que más tarde o más temprano llegaré a descubrir cosas en ti
que no me gustarán. ¡Qué coño! Que odiaré, que habrá cosas que no te aguante,
que discutiremos hasta la muerte, que te sacaré de quicio. Y aún así te seguiré
queriendo.
- A lo mejor lo
conseguimos.
- ¿Conseguir qué?
- Que al punto y
final de nuestra historia le sigan dos puntos suspensivos.
Jandro Gëll.
4 comentarios:
qué conversaciones!... yo a estas horas de la noche sería incapaz de responder con algo distinto de un "si cari... ajam... ajam..." ;P
Yo tampoco... quizá por eso lo escribí esta mañana en un momento y me ha costado la vida transcribirlo. Estoy hasta mareao ;)
"Amar los defectos y disfrutar las virtudes"
Si las personas supiésemos de antemano los defectos de los demás no habia ni una sola pareja! jeje, no sé... me gusta más el comentario de él: ir conociéndote, disfrutándote y soportándote, pero queriéndote.
Y el final que le diste a la publicación... genial.
Los defectos o desperfectos personales es lo que acabamos amando, incluso añorando más porque es lo que nos convierte en individuos. Nos aporta personalidad.
"Las pequeñas idiosincracias" como dijo Robin Williams.
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