A veces todo gira.
Giran los días, giran las
semanas y sobretodo las horas. Pasan una y otra vez por delante de uno.
Diferentes pero aparentemente iguales, casi idénticas. Te desorientas, te
pierdes. No eres capaz de concretar la fecha en la que vives.
Y en medio del remolino
temporal te desenvuelves, llegas a confundirlo con la rutina sin darte cuenta
que eres Tú el monótono. El incapaz de alterar ese movimiento rotatorio, que es
centrífugo pero te mantiene en su centro, en su ojo.
Es más, si tu ciclo
incluye vacaciones, momentos de relax, hasta los años pasan de largo y no sabes
cómo ha sucedido.
Y, de vez en cuando, das
un paso oblicuo que se aleja de la línea espiral y es cuando todo cambia. El
tiempo se dilata, comprendes que las opciones se multiplican y que no hay por
qué repetir lo mismo de ayer. No tienes que comer a la misma hora, dormir
cuando los demás lo hacen o follar los Sábados por la noche porque mañana es
festivo. Y esto es lo que nos salva, nos da aire, espacio, nos desperezamos
y reactivamos para, al poco, volver a la postura fetal necesaria para el
"Sistema" dominante*.
Venga. Acurrúcate. Entra
en la lavadora. Aclárate las ideas pero sin dejar que te las laven.
*Que es poderoso pero no
invencible.
Jandro Güell.
1 comentario:
La vida da tantas vueltas que a veces nos mareamos y nos desorientamos y nos cuesta situarnos en el camino correcto.
Un saludo!
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